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Ensayos 


El camino del Pentágono
por Meir Wigoder
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Comenzaré por el final del viaje, cuando aterricé en Tel Aviv a bordo de un avión proveniente del aeropuerto de Newark, exactamente nueve días después del desastre del World Trade Center y tras la cancelación de tres vuelos por parte de una aerolínea que estaba más ansiosa por restablecer sus vuelos domésticos que por atender sus rutas internacionales. El taxi del aeropuerto entró a Tel Aviv por la autopista "Shalom", pasando junto a los dos edificios de oficinas más altos del Medio Oriente, recordándome por un momento la ciudad que apenas había dejado. Después entró por la Calle Kaplan, que había cambiado temporalmente su nombre a "Avenida del Pentágono" para conmemorar el desastre. Un río de banderas estadounidenses que alternaban sobre la banqueta con la austera bandera blanquiazul de Israel, creaba oleadas de rojo y blanco, en medio del ocre y del gris de los edificios habitacionales. El taxi disminuyó la velocidad cerca de la Kiriya, equivalente israelí del Pentágono, extrañamente situado en el centro de la ciudad, rodeado por altos muros y marcado por una torre de radio que es conocida por ser el eje de la seguridad israelí. (La primera vez que este lugar cambió de nombre fue después del asesinato del primer ministro israelí Yitczak Rabin, hace seis años, cuando la entrada al complejo recibió el nombre de "Puerta Yitzchak Rabin").

En ese momento, no conocía el grado en que el acontecimiento había involucrado emocionalmente a los israelíes, provocando que muchos dejarán sus lugares de trabajo para ir a casa y colocarse frente a los televisores durante los siguientes días. Israel cerró su espacio aéreo por un día mientras las personas corrían a renovar sus máscaras de gas, temerosas de que una represalia norteamericana llevaría a una repetición de los eventos traumáticos de la Guerra del Golfo, cuando los misiles iraquíes cayeron sobre Israel con la amenaza de una guerra biológica. Pasaron varios días de descanso después del vuelo antes de notar otro interesante fenómeno que mostraba el sentir israelí. Los ataques sobre Estados Unidos habían dejado contentos a muchos israelíes porque la superpotencia ahora comprendía de primera mano lo que significaba vivir bajo la amenaza diaria de ataques terroristas y lo que significaba limitar las libertades individuales. Posteriormente, una vez comenzada la ofensiva norteamericana contra Afganistán y ya afianzado el pánico provocado por el ántrax, se podía palpar el alivio que sentían los israelíes por esta distracción especial que hacía que los ojos del mundo se apartaran de ellos y se posaran sobre otras regiones del mundo.


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