Me dirigía a un público de aproximadamente 150 personas que ese día se encontraban reunidas para escuchar a una serie de oradores (incluyéndome a mí), que compartíamos información sobre la mejor manera de lograr que un libro con nuestra obra fotográfica fuera publicado y distribuido.

Los presentes recibían todo tipo de consejos, desde asuntos que tienen que ver con derechos de autor, hasta los aspectos de producción y distribución que deben tomarse en cuenta para que un fotógrafo pueda publicar su obra. Cuando llegó mi turno de hablar y ya que yo era el último del día, hice una pregunta sencilla para iniciar mi sesión: “¿A quién de ustedes le han ofrecido publicar un libro con su obra personal, ya sea una editorial pequeña o grande?” Salvo una mano levantada, ningún otro de los presentes había recibido una oferta. Eso en sí fue toda una revelación para los asistentes al seminario.

Obviamente hay muchas razones posibles para explicar esa falta de apoyo por parte de las editoriales. La más fácil de identificar es que el trabajo no era digno de publicarse. Sin embargo, pensé que, probablemente esa no era la razón primordial que podría explicar una realidad que afecta a tantos fotógrafos tanto en ese auditorio como en todo el mundo. De pronto, mientras estaba parado allí se me ocurrió que, nosotros como fotógrafos quizás estábamos cayendo en una lógica similar a aquella de los billetes de lotería. Todos tenemos la idea de hacernos ricos si compramos un billete, a pesar de que las posibilidades siempre están en nuestra contra, ya que muy pocos llegan a ganar algo.

La idea de perseguir el sueño de que a uno le publiquen un libro, que todos los presentes en el seminario albergaban, comenzaba a parecerse a la lógica de los billetes de lotería. Todo fotógrafo anhela que su libro sea publicado pero en realidad, muy pocos llegan a ver que su obra salga de una imprenta.

Durante mi conferencia, seguí explicando, la manera en qué los libros electrónicos pueden crearse. En realidad, el proceso de producción es muy sencillo y eficiente, también expliqué cómo todos los allí reunidos ese día, podrían si lo deseaban, publicar su trabajo esa misma noche.

Se iba definiendo con claridad, al menos para mí, que ya no debían existir excusas para no publicar la obra de uno. Bajo esta perspectiva, de pronto, todos podemos detentar la capacidad de publicar nuestra obra electrónicamente [dejando, claro está, la puerta abierta a una versión impresa, si la oportunidad se presenta]. Pero lo más importante de todo es que el trabajo puede ser visto ahora mismo y no dentro de diez años. Incluso los músicos han llegado, por estos días, a la misma conclusión, ya que cuando se trata de publicar su obra, su situación, por extraño que parezca, es muy semejante a la que enfrentan los fotógrafos.

Hace un año, durante las celebraciones del Día de Muertos, aquí en México, acompañé a una colega amiga mía a tomar fotografías en el área de Xochimilco. Ella hizo su trabajo en película, yo tomé mis fotografías con una cámara digital. Esa tarde, mientras miraba mis imágenes en el monitor de la computadora, que hacía las veces de una mesa de luz, me dije: “¡Hmm! Aquí hay cosas que pueden resultar interesantes si las convertimos en un pequeño libro”. Así que lo hice y lo envié a un buen número de mis colegas, mencionándoles el hecho de que aquí había un nuevo medio que nadie estaba utilizando y expliqué su enorme potencial. A la mañana siguiente, llamé a mi amiga para ver cómo le había ido con sus fotografías y para preguntarle si ya había visto el libro que le había mandado. Ella rió y me dijo: “Ni siquiera he revelado mi rollo y tú ya hiciste un libro”. Ambos nos reímos. Sospecho que había cierto grado de nerviosismo por parte de ambos, ya que básicamente, estábamos presenciando la transformación de tantas cosas justo frente a nuestros ojos.

Ha transcurrido un año desde que hice aquel libro electrónico y nadie ha reaccionado a eso, no se ha publicado ningún otro libro electrónico durante este período como resultado de ese ejemplo, nadie parece prestarle mucho atención a esta forma de publicar. Sin embargo, algo sucedió: uno de mis colegas se me acercó para mostrarme el proyecto de un libro que había ofrecido a varias casas editoriales durante los últimos diez años, repito, diez años y nadie mostró ningún interés particular en publicarlo. Se trata de un libro que presenta 160 imágenes realizadas por cincuenta de los fotógrafos mexicanos más prestigiados. Las fotos fueron tomadas en la ciudad de México, el 12 de diciembre de 1992, durante el día de la Virgen de Guadalupe.

Cuando comencé con ZoneZero, pocos creían que mi esfuerzo por publicar en Internet valía la pena. Las opiniones negativas más comunes eran: ¿Quién quiere ver imágenes en una pantalla? ¡Prefiero tener un libro impreso en mis manos! Nadie va a perder su tiempo en la computadora; y ese tipo de comentarios seguían y seguían. Hoy, a nueve años de distancia, recibimos cerca de diez mil visitantes por día. Es por esto que ahora tomamos la decisión de publicar libros electrónicos. Quizás esta sea una nueva ruta que podría beneficiarnos a todos.

Como a veces sucede, una situación conduce a otra y antes de que nos diéramos cuenta, habíamos desarrollado una fórmula digna de explorar más a fondo. Haremos una exposición en nuestra sección de Galería aquí en ZoneZero, con cerca de 60 imágenes del proyecto original del libro. Este trabajo podrá ser apreciado gratuitamente, mientras que al mismo tiempo ofreceremos a la venta el libro completo, tal y como fue concebido originalmente, con las 160 imágenes, sólo que ahora será en formato electrónico.

Pero no sólo eso, también pensamos invitar a todos, en todo el mundo a unírsenos con sus propias imágenes, dándoles así la oportunidad de compartir con nosotros sus fotografías sobre las celebraciones del Día de la Virgen en sus respectivas localidades. Las imágenes se presentarán en una galería en ZoneZero. Cumpliendo así con uno de los aspectos más importantes de Internet, el diálogo bidireccional. Algunas semanas después de esta exposición, un jurado escogerá las mejores imágenes de todas las que sean recibidas. Las imágenes seleccionadas formarán parte de un catálogo electrónico que será repartido a todos aquellos fotógrafos cuyas imágenes hayan sido elegidas para aparecer en él.

Publicar el libro Tonantzin/Guadalupe. Un día con ella, me motivó a trabajar en un nuevo proyecto, actualizando las imágenes de la celebración a diez años de distancia del proyecto original. Con la ventaja de que ahora, nuestros esfuerzos se verán recompensados 48 horas después de que las imágenes hayan sido tomadas, así que el próximo 12 de diciembre, diez fotógrafos saldremos una vez más a hacer imágenes nuevas.

Nuestro primer libro [sobre el día de muertos] se produjo en 72 horas. Consta de setenta páginas. Contiene un ensayo introductorio que explica de manera precisa en qué consisten las celebraciones del Día de Muertos en México. El libro tiene 68 imágenes en total. [Las fotografías son de Yolanda Andrade, Patricia Aridjis, Iván Carrillo, Francisco Mata, Pedro Meyer, Raúl Ortega, Saúl Serrano y Enrique Villaseñor]. El formato empleado es el de PDF (Portable Document Format de Adobe).

Este primer volumen titulado “Que vivan los muertitos” puede ser adquirido en línea, aquí en ZoneZero. Por tratarse del primer libro, nuestro precio normal de $5.00 USD, por volumen ha sido reducido a la mitad: $2.50 USD.

La existencia de una nueva opción en la forma de producir y vender libros de fotografía dependerá de ustedes. Creemos que gastar el equivalente a dos dólares y medio es pagar un precio muy pequeño por participar en la creación de un nuevo paradigma. Ayúdenos a que esto ocurra. Si ésta resulta ser una fórmula exitosa, muchos fotógrafos se beneficiarán.

Por favor envíenos sus comentarios como usuario, comparta sus opiniones en nuestros foros si lo desea y cuéntele a sus amigos acerca de este emocionante momento, en el cual posiblemente estemos creando una nueva forma de publicar libros en el futuro.

Finalmente, recuerda que si tienes una obra que deseas publicar, puedes contactarnos para evaluar esa posibilidad.

Pedro Meyer
Noviembre de 2002

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