Aprendiendo en un mundo nuevo II PDF
Escrito por Pedro Hernández-Ramos   

 

 

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Hernández Ramos

 

¿Qué es lo que sabes?

 

Tener acceso a enormes cantidades de información ha ocasionado que algunas personas del medio educativo se empiecen a cuestionar si el medir la cantidad más que la calidad y el desempeño, no constituye una mejor evaluación de lo que sabe un individuo. Ya que el conocimiento está aumentando más rápidamente que nunca antes en la historia de la humanidad, el "saber qué" (datos) parece mucho menos importante que el "saber cómo" y el "saber por qué".

 

Confrontados con el bombardeo de información y "conocimiento", cada estudiante necesita contar con una serie de habilidades para tener éxito en el nuevo mundo. El aprender a cómo aprender se reconoce ahora como una habilidad crucial para estudiantes de todo tipo y de todas las edades, más allá de y por encima de la habilidad de memorizar y recordar datos específicos. Es decir, los estudiantes (los que están aprendiendo algo) sí necesitan dominar y tener a la mano una serie fundamental de habilidades y datos, pero para ser realmente existoso en un futuro, será necesario que estos estudiantes dominen nuevas habilidades y actitudes: entre ellas, cómo ubicar, procesar, sintetizar y comunicar información, y un cambio fundamental en la actitud que se tiene hacia el "conocimiento" que lleva a considerarlo no como un blanco fijo sino como un proceso personal y social cambiante.

 

Es muy probable que lo que ahora sabemos acerca de prácticamente cualquier campo cambie en el lapso de unas cuantas semanas, meses, o tan sólo unos cuantos años. Y las circunstancias en las que los individuos se encontrarán "aprendiendo" serán bastante diferentes y más variadas que el tradicional salón de clases del pasado. Mire cualquier vieja fotografía de un salón de clases y lo que ve es un escenario diseñado para la ‘transferencia’ de información por parte de una figura autoritaria (el maestro), quien por lo general dependía de un conjunto limitado de recursos para obtener dicha información (libros de texto, principalmente). En este caso, la meta es transmitir la información de la manera más eficiente posible, con la esperanza de que los estudiantes serán capaces de recitarla de vuelta como evidencia de su aprendizaje. De algún modo, ser capaz de recordar trozos de información cuando uno es interrogado al respecto supuestamente nos prepara para una vida productiva –cuando lo que ocurre en realidad, es que probablemente son pocas las veces en las que un trabajo depende de esa habilidad.

 

Incluso al interior de instituciones tradicionales, sean escuelas, universidades u organizaciones que imparten algún tipo de entrenamiento, se reconoce cada vez más que ésta no debería ser la única manera de abordar las cosas, y se han y están probando varias alternativas con diversos grados de éxito. Si una escuela quiere enseñar algo más que datos, ¿cómo puede llevarlo acabo? ¿Qué es lo que deberían aprender los estudiantes más allá de los datos?

 

Desde mi perspectiva, las formas más interesantes de abordar las cosas son aquellas que empiezan por cuestionar incluso los métodos para enseñar "los datos" y las habilidades básicas (lectura, escritura, numeración básica) que van de la mano. Tome el escenario tradicional y descártelo: suponga que maestros y alumnos pueden trabajar y aprender mejor cuando la distribución física del salón de clases no orienta las sillas en una sola dirección todo el tiempo. Piense en actividades que puedan ocurrir dentro de ese ambiente de aprendizaje que permite que maestros y alumnos aborden el material desde diversas perspectivas. Espere que los estudiantes sean capaces de desarrollar su propio entendimiento del tema de estudio. Rete a los maestros a que se conviertan en aprendices a la par de los estudiantes, y que estén dispuestos también a aprender de ellos. Proporcione los recursos y las herramientas para dejar que los alumnos exploren los temas a profundidad. Evalúe el progreso del alumno de otra manera que no sea el examen escrito. Involucre a la comunidad, especialmente a los padres.

 

Es en la cuestión de los recursos donde el internet ha comenzado a cambiar todo –al tiempo que aún no cambia nada para una enorme cantidad de gente en todo el mundo. Cuando a los estudiantes se les permite y se les fomenta asumir mayor responsabilidad en su aprendizaje, mucha gente (¡incluso los padres!) se sorprenden de ver que esto ocurra. Esta responsabilidad puede estar en tener acceso a una vasta cantidad de recursos y en usarla responsablemente a pesar de las muchas tentaciones fáciles de hacer lo contrario. Esto es clave.

 

En el pasado los estudiantes no tenían que asumir ninguna responsabilidad por el contexto donde se aprendía (el salón de clases) ni por las fuentes de información que se les permitía usar (los libros de texto): estaban ahí, y realmente no se esperaba nada más de ellos. Pero con el internet, a los estudiantes en cualquier contexto se les está pidiendo que reflexionen sobre las fuentes de información y que resuelvan preguntas que simplemente no surgen con frecuencia en los libros de texto (por ejemplo, "¿Quién es el editor de esta información? ¿Cómo sé que son una fuente confiable?"). Ya que tanto la cantidad como la calidad de la información presentan nuevos retos prácticos, nuestras pedagogías también están siendo puestas en tela de juicio. Y una vez que se cuestiona nuestra forma de enseñar, 'lo' que enseñamos también es susceptible de ser cuestionado.

 

La manera como entendemos el aprendizaje está cambiando, de pensarlo principalmente como una experiencia personal y aislada ("recuerden, ¡nada de hacer trampa en el examen!"), a una que es social y ligada, una donde yo aprendo de otros y donde también puedo enseñárle algo a los otros. Debido a que hay tantos "datos" y tanta "información" la tarea no es tanto recordar el dato que el maestro quiere que recordemos, sino ser capaces de localizarlo eficientemente, de entender por qué un dato en particular resulta importante, y cómo encaja con otros datos relacionados. Mi propia comprensión de estas relaciones se enriquece con conversaciones, interacciones y colaboraciones en las que participo activamente con maestros y compañeros estudiantes. Mi dominio de una habilidad particular (por ejemplo, hablar en público) se desarrolla en situaciones sociales en vez de en cuartos aislados donde no hay nadie que me ayude a mejorar mi desempeño. Los maestros están ahí para guiar mis exploraciones gracias a su experiencia, no están ahí para limitar mi curiosidad y mi creatividad. Lo que aprendo es mucho más que datos: aprendo cuestiones fundamentales dela vida.

 

Pedro Hernández-Ramos

 

En nuestra próxima entrega:

Imagine que los aspectos sociales del aprendizaje son presentados de una forma completamente diferente: en vez de frente a frente, las interacciones, las conversaciones y las colaboraciones ocurren por medio de redes de computadoras. ¿Ve esto como peor, mejor, o no ve una diferencia?.

 

Usted puede contactar a Pedro Hernández-Ramos en: Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla

 

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