Al igual que la identidad del agente J, que fue borrada y re-iniciada de nuevo en la súper producción de Hollywood de 1997 “Hombres de Negro”, los hombres de esta película esperan la llegada de pasajeros cuya identidad, en lo que a ellos concierne, se ve reducida a un nombre en un cartel.
¿Cómo puede saber un chofer que la persona que se supone deba recoger es realmente esa persona? Si todo lo que necesita hacer es decir su nombre, ¿qué detiene a cualquier persona de acercarse y simplemente decir “Hola, soy, el Sr. Clark", por ejemplo?
¿Qué pasaría si una persona con exactamente el mismo nombre es recogida por un chofer y llevada a un destino que no es el suyo?
Debo admitir que muchas veces he estado tentado -de tener el tiempo suficiente- a indagar adónde me llevaría la aventura de suplantar la identidad de otra persona.
El Internet se presta, de alguna manera, a que uno pueda tener una experiencia parecida a esto, con la ventaja añadida de poder salirse de la aventura en el momento en que uno lo decida. Yo, por ejemplo, nunca sé si la persona a la que le estoy escribiendo en un “chateo” o correo electrónico, es quien dice ser, o quien yo pienso que es.
La gente constantemente me advierte de estos peligros, ya que se dan cuenta de lo fácil que es adoptar una identidad falsa en Internet, pero no prestan la misma atención al hecho de que en la vida real también podemos ser engañados de la misma manera, como en el caso de los “Hombres de Negro” de la fotografía anterior.
A mi me pasó algo muy gracioso una vez. Me encontraba en la oficina de correos recogiendo mi correo certificado cuando el encargado me pidió algún tipo de identificación. Bromeando, saqué del bolsillo de mi camisa una fotografía de pasaporte que casualmente traía conmigo ese día. El hombre le echó un vistazo a la fotografía, enseguida me miró, se aseguró de que me pareciera a la foto, e inmediatamente me entregó la carta registrada. Solamente me pidió que firmara un formato confirmando la recepción del documento. De alguna manera, la fotografía se convirtió en una prueba de mi identidad.
Me pregunto en qué es esto diferente a los chóferes que recogen pasajeros desconocidos en el aeropuerto.
Comparte con nosotros tus historias de identidad y fotografías.
Pedro Meyer
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