¿Hay ya demasiadas personas tomando fotografías? PDF
Escrito por Pedro Meyer   

 

© Pedro Meyer

 

¿Hay ya demasiadas personas tomando fotografías?

 

Muchas veces me han preguntado lo que pienso acerca del hecho de que hoy en día casi todo el mundo toma fotografías. Por supuesto, la pregunta lleva una intención oculta. La pregunta sugiere que la fotografía se ha vuelto algo tan común que se ha convertido en un producto, se le ha quitado su aura de sofisticación, singularidad y / o el mérito de ser vista como una forma de arte, después de todo la mayoría de la gente toma fotografías que son muy malas.

 

Consecuentemente mi respuesta siempre ha sido la misma. Yo acepto con mucho gusto el hecho de que en la actualidad mucho más personas toman fotografías en comparación con, digamos, hace diez años. Permítanme explicarlo: si estuviéramos hablando sobre la palabra escrita, es probable que nadie se opondría a que una nación hiciera todo lo necesario para lograr la alfabetización total. De hecho, en todo el mundo hay una fuerte conciencia de lo importante que es para la población de un país alfabetizar a sus habitantes, al menos en el idioma predominante del país en cuestión.

 

Nadie en su sano juicio esperaría que alguien que no puede ni leer ni escribir de la nada se convirtiera en un poeta laureado. Sin embargo, de alguna manera, las expectativas que se tienen para la fotografía son un poco así. Esperamos que personas que ayer ni siquiera tenían una cámara, hoy tomen, al menos, fotografías con buenas imágenes, y si eso no sucede, entonces de alguna manera quedamos decepcionados.

 

Veamos esto con más detalle. Ser visualmente analfabeta equivaldría a no saber leer ni escribir. Sin embargo, como las cámaras son cada vez más onmipresentes y el precio del instrumento ha bajado considerablemente y el costo de tomar una fotografía es de casi cero, el número de fotografías que se toman ha aumentado exponencialmente. En otras palabras, más y más personas visualmente analfabetas están haciendo fotografías porque pueden, no porque hayan adquirido una vasta cultura visual antes de hacer sus fotografías.

 

Aunado a esto se presenta el hecho de que se han creado cámaras con todas las nuevas tecnologías disponibles hoy en día, cámaras que son tan inteligentes que toman la mayoría de las decisiones por el fotógrafo con respecto a la exposición e incluso a veces al encuadre, permitiendo a nuestro recién descubierto fotográfo obtener resultados que premian el esfuerzo de oprimir el disparador. Es casi como si alguien hablara al micrófono y la computadora tradujera el sonido de la voz a un texto escrito. No diríamos que esta persona en realidad sabe escribir. Bueno, lo mismo sucede cuando una cámara toma una foto que es aceptable incluso cuando la persona detrás del lente no tiene absolutamente ningún conocimiento de fotografía.

 

Así pues tenemos que la inversión inicial ha disminuido tanto que ha hecho mucho más democrático el proceso de hacer fotografías. Aunado a esto, la tecnología ha dado a todos la posibilidad de obtener una especie de resultado satisfactorio. Esto sugeriría que aunque se están haciendo fotografías, éstas, al parecer, no son el resultado de un proceso deliberado de toma de decisiones como cuando uno realmente sabe lo que está haciendo.

 

Después de todo, las cámaras de seguridad registran imágenes y no diríamos que esos resultados los proporcionó un fotográfo.

 

Habiendo dicho esto, habrá que preguntarse que tan precisas son estas ideas. Después de todo, ¿cómo puede uno decir que alguien no tiene idea de lo que está haciendo? Quizá lo que sucede ahora debe verse desde otra perspectiva completamente diferente (sin alusiones personales). Hay que tomar en cuenta que cualquier adolescente que manda fotografías a todos sus amigos con respecto a sus aventuras recientes seguramente entraría en el ámbito de la expresión autobiográfica, aun cuando tal categoría estuviera muy lejos de cualquier proceso consciente de la toma de decisiones. De hecho, yo pensaría que esta oleada de imágenes, confronta a la comunidad intelectual con nuevos retos para entender y ver la fotografía con “otros ojos”.

 

Ciertamente el concepto de “mala fotografía” se está estableciendo como un nuevo concepto con el que hay que lidiar. ¿Habrá liberado la “mala fotografía” a la “buena fotografía” de convertirse en algo más?

 

Como lo veo, con tantos millones de personas en todo el mundo que ya han incursionado en el ámbito de hacer imágenes, la curiosidad por hacer algo diferente y nuevo comparado con lo que han hecho en el pasado, probablemente llevará a muchos a una nueva etapa para adquirir más y más alfabetización visual y conocimiento tecnológico, y a dejar al mundo curatorial rompiéndose la cabeza como tratando de saber qué hacer con todo eso. ¿Cómo puede alguien que se ocupa de la fotografía en el siglo XXI, juzgar como trivial el volúmen considerable de fotografías que se han creado? El documento colectivo que se ha producido en todo el mundo, que documenta tantos hechos de nuestra vida diaria en este período, seguramente se convertirá en una pieza fundamental de información para las generaciones futuras. Si éste fuera su único mérito, eso sería suficiente para darle importancia a todo lo que se ha fotografiado.

 

Esto introduce al campo de la fotografía en el ámbito de la educación y publicación en formas que seguramente se incrementarán en los años venideros.

 

La inversión inicial para participar en el mundo creativo ha disminuido tanto que verdaderamente podemos decir que si uno quiere hacer una película, grabar un disco, hacer fotografías, publicar un libro, y más, ya no es algo que esté fuera de su alcance, como lo era hace no mucho tiempo. Finalmente ha llegado la parte más significativa del acto de crear, y esto es, que uno tiene algo significativo que compartir. Y si uno no sabe qué decir entonces no tiene por qué preocuparse, por lo menos se divertirá mucho haciendo lo que se le ocurra, eso también cuenta para contribuir en cierto grado al bienestar de aquellos a su alrededor, después de todo, la felicidad es contagiosa, y quién sabe, quizá sin que uno lo proponga estará cambiando el rostro de a la fotografía para siempre.

 

Personalmente es muy gratificante ver a tanta gente en el mundo comprometida con actividades creativas como casi no lo creíamos posible hace no mucho tiempo.

 

Pedro Meyer
Coyoacán, México
Noviembre 2010

 

 

 
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