Crossfire

CROSSFIRE

Hay una pared a lo largo de una calle. La escritura en ella está fragmentada y no se puede entender del todo. La imagen fue tomada a mitad de la noche y se permitió que un destello amarillo invadiera el lugar, mientras la pared se pierde en un ángulo. Una silueta apenas se registra en la toma. Este escenario urbano, uno estaría tentado a pensar, no podría ser otra cosa que la escena de un crimen. La belleza siniestra e incómoda de este trabajo de Shahidul Alam conforma ciertas imágenes parte de sus nuevas series, una y otra vez. Otras son espeluznantes, de otro mundo; y algunas más parecen familiares aunque angustiantes, como si el terreno conocido de la existencia fuera por completo sustraído de la fotografía.

 


La fotografía es usualmente valorada por lo que representa y reconocida como la construcción de un mundo factual, y celebrada como tal, ya que los hechos poseen un valor obvio –o es lo que nos gustaría creer- que esperamos nos ayude a comprender con claridad las cosas. Quienes apoyan este punto de vista esperan y preveen que la imagen impresa sea evidente, y también auto explicativa.

 


Transformar la fotografía en el arte de representar una ausencia no es un método evidente, y aun así puede argumentarse a su favor: la impresión, la cual es una imagen sobre un soporte físico, es un objeto más añadido al mundo de Representaciones de la Ausencia y con frecuencia implica lo que fue alguna vez, y nunca será percibido o captado otra vez de la misma manera. Pero en las imágenes de esta serie, ¿qué es lo que falta que nos invade de algún tipo u otro de ansiedad? Cuando se percibe con agudeza, una ausencia detiene nuestro discurso, nos destroza y enerva; perturba la mente. La ausencia, de hecho, puede ser identificada, persiste y se siente, pero no puede ser cuantificada y cualquier intento de dar una descripción precisa de los sentimientos involucrados está destinado a fracasar.

 


Lo que sea que nos inclinemos a creer se debe esperar de la fotografía documental contemporánea, es desafiado crudamente por esta serie. Siempre fue utilizada iluminación artificial y su efecto no es solamente extraño sino doloroso. La serie no ofrece una narrativa que la cohesione, pero las imágenes la mantienen unida, quizá porque el autor encuentra distintas maneras de recordarnos que no encontraremos descanso en ellas. Estas son visiones nocturnas en una noche de insomnio.

 

Jorge Villacorta
Curador

 

Espacios susurrantes

 

Un asaltante de poca monta atrapado en el acto. No parecía gran cosa. Mientras la policía llevaba al joven a rastras, él imploraba que no le informaran a su familia “ellos no saben que hago esto”. Parecía más preocupado por su reputación que por lo que la policía pudiera hacerle. Fue cuando la gente en las calles comenzó a sugerir que quizá debería ser ejecutado*, que el terror se notó en sus ojos. No había sido el Batallón de Acción Rápida (RAB) quien lo había arrestado, y lo llevaban a la estación de policía. Probablemente había supuesto que alguien de alto rango llamaría a la estación de policía local, o que pagaría algunos sobornos, y estaría fuera pronto. Si la policía cooperaba, tal vez su familia no sabría. Pero la ejecución* era otra cosa. Rogó y suplicó, pero el miedo lo había hecho presa. Sabía que con muy poco las cosas podrían cambiar radicalmente.

 

*Crossfire, ejecución extrajudicial. La palabra ha reptado en nuestro vocabulario. Las notas de prensa idénticas con sólo nombres y lugares cambiados.

 

La fotografía de la ficha criminal. Miembros de la familia frenéticos intentando evitar lo inevitable. El cadáver en la morgue. El gobierno comenzó a llamar a los muertos shontrashis, una palabra con distintas connotaciones en Bangladesh, como los “terroristas” que EU define. Me había enfurecido cuando el periodista John Pilger, a quien admiraba, describió al iniciador de RAB, Moudud Ahmed como un “hombre decente y valiente”.

 

El creador de leyes cultivaba un desprecio por la justicia. “Aunque técnicamente lo podrían llamar –no diré asesinatos- muertes extrajudiciales. Pero estos no son asesinatos…o como sea que los llamen –la gente está contenta.”

 

El ministro de justicia estaba usando la presencia de una policía corrupta y un poder judicial corruptible, para justificar una fuerza vigilante que podía controlar. Me preguntaba de quién sería la idea. Traje negro, lentes obscuros, pañuelo negro. El uniforme de un ejecutor. Recordé la constitución de mi tierra.

 

“Por ley, ninguna persona será privada de la vida o de su libertad.” Artículo 32.

 

Esto era con lo que quería terminar el ministro de justicia. Al menos había aceptado su existencia. El periodo de ejecuciones* que Human Rights Watch describió como “ley marcial disfrazada” incluyó dos años de instalación de régimen militar. Mientras regresaba la democracia, el ofrecimiento electoral del 2008 tocó una fibra sensible. “Detener el asesinato extrajudicial, llevar a los autores ante la justicia y establecer el mandato de la ley y los derechos humanos”, fue parte de una promesa de campaña que llevó a una victoria contundente.

 

El ministro del exterior prometió “cero tolerancia” a la muerte en custodia. Los asesinatos continuaron, pero ahora fueron negados. “No hay ejecuciones* en el país. Nunca ha sucedido.” Alegaba enfáticamente el ministro del interior. El adormilado poder judicial despertó y el tribunal utilizó un mandato suo moto, pidiendo al secretario del ministerio de asuntos internos y al RAB una explicación sobre un asesinato en particular. Al inicio del incidente los miembros de la familia habían implorado que sus parientes no fueran ejecutados*. No había surtido efecto. La corte expresó su preocupación acerca de que los “asesinatos extrajudiciales” hubieran continuado después de la nueva ley. La corte fue disuelta inmediatamente por la Suprema Corte antes de la audiencia para que respondiera el gobierno (9 de enero del 2010), aparentemente por alguna razón administrativa.

 

Entonces, ¿cómo responde un fotógrafo? Exponiendo los hechos, presentando bien los argumentos propios, asegurándose que la información alcance una basta audiencia, es lo mejor que puede hacer un reportero. ¿Qué queda por hacer cuando los asesinatos continúan? Los hechos detrás de las ejecuciones * son conocidos. A pesar de la renuencia de muchos activistas de los derechos humanos, y algunos miembros otrora activos de la sociedad civil para enfrentar esta injusticia, la gente en sí y hasta el poder judicial ha protestado. Ahora que este aparentemente “independiente” poder judicial ha sido amordazado, ¿qué queda?

 

La intención de esta exposición no fue solamente para ofrecer evidencia documental. Había gran cantidad de eso alrededor y había fallado. La exhibición intenta llegar a un nivel emocional. Meterse dentro de la piel. Caminar en esas calles frías. Escuchar los lamentos, ver el terror en los ojos. Sentarse silenciosamente junto a la familia y el cadáver frío. Cada fotografía se basa en una investigación de fondo. En casos de estudio. En hechos verificables. Un fragmento de historia es utilizado para sugerir un todo. Una metáfora silenciosa para la verdad ensordecedora.

 

Trabajando con el curador peruano Jorge Villacorta y el equipo de investigación formado por Momena Jalil, Tanzim Wahab y Fariha Karim, hemos intentado crear una experiencia física que tiene como finalidad evocar más que informar. El mapa de Google actúa como un punto de contacto con el público a través del cual la gente puede añadir información basándose en su propia experiencia, y es un depósito orgánico para el conocimiento local que rara vez alcanza el flujo convencional de información. Es un intento para continuar viviendo como seres humanos.

 

En las palabras de un Juez de la Suprema Corte “Sería un acto suicida para la nación y sociedad el permitir que las agencias encargadas de aplicar la ley decidan quién debe ser asesinado por cargos criminales”.

 

Shahidul Alam
Fotógrafo

Por el intenso sentido de denuncia de las imágenes que integran “Crossfire”, palabra con la cual se identifica en Bangladesh a las ejecuciones extrajudiciales del Batallón de Acción Rápida solapadas por el gobierno, la apertura de esta exposición fue impedida por la policía y propició varias amenazas de muerte en contra de su autor y promotores. Finalmente logró inaugurarse después de un breve proceso legal y con un nutrido respaldo en medios de todo el mundo y desde diversos ámbitos, a lo cual nos sumamos.

 

En los siguientes enlaces presentamos información adicional para enriquecer el contexto de esta galería.

 

Enlace a comunicado de prensa 1 | La exhibición 'Crossfire' fue cerrada a la fuerza

 

Enlace a amenazas de muerte | Amenazas a Shahidul Alam

 

Enlace a comunicado de prensa 2 | Apertura de la exposición

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    Armario

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    Hojas secas

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    Pared

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    F M Hall

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    Sombras

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    Azotea

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    Manta

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    Arrozal

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    Nubes

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    Tumba

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    Mezquita

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    Morgue

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    Taka

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    Corredor de hospital

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    Agua

stop play

"Crossfire" por Shahidul Alam. PDF de la exposición 2.0 MB. Copyright © 2010 by Zonezero
Diseño: Elisa Rugo. Editora de foto: Nadia Baram. Webmaster: Alejandro Malo


 
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