La novela China encuentra nueva vida en el internet |
Escrito por Aventurina King |
Zhang Muye es un empleado de oficina de unos treinta y tantos años que llega a tiempo a su trabajo en una empresa de inversiones china. Sin embargo, para millones de fanáticos en China, él es el autor de “El Fantasma que apaga la Luz”, una novela de Internet visitada más de 6 millones de veces en línea. Ha vendido 600,000 ejemplares impresos.
“Solo puedo escribir cuando estoy en el trabajo, cuando estoy en casa, es imposible” dice Zhang. Su novela, que narra las peripecias de un enterrador perseguido por los fantasmas, ha sido aclamada en toda China por su creatividad además de su valor como crítica. Zhang comenzó a escribir “El Fantasma que apaga la Luz” para relajarse y matar el tiempo durante las mañanas de poca actividad en su empleo. “No considero que sea literatura, para mí solo es un juego” dice Zhang.
Es un juego especialmente lucrativo. Zhang está lejos de ser un caso único en China, en donde escribir y leer novelas en línea se ha convertido en el pasatiempo de unos 10 millones de jóvenes. Sin embargo, a diferencia del mundo de la música, en donde el MP3 amenaza con extinguir a los CD’s, las novelas en línea en China han ayudado a que sus versiones físicas vuelen de los estantes de las librerías. Las versiones impresas de obras populares en Internet se venden por millones y los editores, así como los autores, obtienen grandes ganancias.
“Novela” es el término más solicitado en Baidu, el principal buscador en China, y se obtienen miles de resultados de sitios Web de literatura china. Más de 100,000 aficionados se apartan de sus mundanos deberes para publicar sus relatos de amor y fantasía por capítulos en éstas plataformas. Un puñado de autores anónimos del Internet han visto cómo las visitas a sus páginas se incrementan dramáticamente a cifras por arriba de los siete dígitos. Lo que sucede entonces, es que las casas editoras de materiales impresos tocan a sus puertas. No solamente son las casas editoras, sino compañías de todos los ramos del entretenimiento, incluyendo películas y videojuegos, los cuales están uniendo fuerzas, anunciando a la nueva generación de imperios Chinos del entretenimiento. El contenido creativo de una novela de Internet puede ser vendido a varias compañías nacionales hasta cinco veces. Una versión fílmica de “El Fantasma que apaga la Luz” se encuentra en pre-producción y varias novelas populares en Internet han dado origen ya a varias series de TV y videojuegos en línea.
“El uso multidimensional de derecho de autor en China apenas comienza” dice Kong-Yi, presidente de Magic Sword, un sitio Web de literatura cuya exitosa serie “Matando Inmortales”, ha vendido ya más de un millón de copias. Yi y unos pocos amigos crearon Magic Sword en el 2001 como un pasatiempo literario, utilizando unos pocos e inestables servidores prestados. Para el 2002, estaba dentro de la clasificación de los 100 mejores sitios a nivel mundial en Alexa.com. Los servidores prestados amenazaron con colapsarse debido al peso del tráfico.
En el 2003 Magic Sword se convirtió en una empresa comercial. Obtuvieron 10,000 dólares de unos inversionistas, consiguieron nuevos servidores y finalmente se convirtieron en el empleo de tiempo completo de su creador. El entonces principal portal de China, Tom.com compró a Magic Sword convirtiendo a Yi en millonario. Magic Sword ahora tiene sus propias oficinas iluminadas con luz halógena en un bosque de edificios de cristal en las afueras de Beijing.
Magic Sword pierde actualmente unos pocos de miles de dólares al año. Confiado en el futuro éxito, Kong Yi compensa estas pérdidas con el dinero recibido de Tom.com y complementa sus ingresos con anuncios, cuotas pagadas por los lectores y regalías (como en el caso de otros sitios chinos de literatura, cualquiera puede publicar sus historias y la mayoría del contenido es gratuito, pero sí existe una cuota para acceder a las novelas más populares).
Las ambiciones de Yi no terminan ahí. “Me gustaría que la compañía se convirtiera en un consorcio de entretenimiento, que incluyera la publicación, la producción de películas y la creación de videojuegos, pero con las novelas de Internet en su centro”, dijo Kong Yi.
En un mundo virtual en el que las utilidades de una empresa dependen de que el texto sea de fácil reproducción, la lucha por el control del contenido creativo es feroz. La protección de los derechos de autor es casi irrelevante: No importa cuál sea la tecnología que protege una novela en línea, los piratas que busquen llevar el tráfico hacia sus propios sitios simplemente escriben el contenido en otro documento y lo suben a Internet.
Para mantenerse a flote, las compañías se dedican a actividades de dudosa legalidad. Una de las tareas regularmente asignadas a los empleados de un website es robar a otros autores y empleados de otros sitios web de novelas, reveló una fuente que se encuentra dentro de la industria. El año pasado, Magic Sword demandó al sitio Source of Chinese por publicar una liga gratuita para “Matando Inmortales” (Killing Immortals). En una entrevista, el sitio demandado negó tener en ese momento conocimiento de que estaba violando derechos de autor. Finalmente se llegó a un arreglo fuera de los tribunales.
El sitio web Source of Chinese es la que lanzó el éxito de Zhang “El Fantasma que Apaga la Luz”. Su poder económico y agresividad comercial con conocidos en la industria editorial china, controla un 80% del mercado, con más de 80 mil autores, según dijo Luo Li, gerente de negocios y publicaciones de la empresa. Li explica el éxito de su empresa sentado ante una gran taza de café Starbuck’s en el flamante centro comercial Ruggles Mall en Shanghai.
De los miles de blogs de novelas en Source of Chinese, los editores seleccionan unos pocos que juzgan lo suficientemente buenos como para estar en la sección VIP.
En el mundo editorial, la extensión de un libro está limitada por los costos del papel, impresión y distribución. En el Internet, en donde los costos de producción se aproximan a cero, la extensión significa ganancia. Los lectores VIP pagan un par de centavos por cada mil caracteres (una novela impresa contiene generalmente unos 250 mil caracteres). Los autores bajo contrato obtienen de 7 a 12 dólares por cada mil caracteres, dependiendo de su influencia. Zhang Muye gana 12 dólares por cada mil caracteres. Algunos autores llegan a escribir 20 o 30 mil caracteres (De 20 a 30 hojas tamaño carta) en 2 o 3 horas al día. En 3 meses, si lo hacen rápido, pueden escribir más de un millón de caracteres. El modelo es muy simple: Mientras más escribas, más ganas, dice Li.
En consecuencia, cada vez más autores de Internet prefieren ahora publicar en la web que del modo tradicional. Para promover sus ventas, las editoriales requieren a menudo que el autor les dé en exclusividad el final de una novela para el medio impreso. Esto en el pasado ha resultado en protestas organizadas por los furioso lectores que se sentían estafados por verse obligados a gastar dinero en la versión impresa. Hoy en día, según Li, Internet le da a los autores suficiente confianza y apoyo financiero para rehusar el otorgamiento de exclusividad para las versiones impresas.
Dentro de la dictadura comunista china, este gradual escape de las industrias editoriales y del entretenimiento hacia el ciberespacio tiene evidentemente consecuencias políticas. El Internet ofrece un espacio sin límites, relativamente a salvo de los rígidos controles gubernamentales. La cuestión es si esta libertad creativa podrá penetrar en el mundo real.
Por el momento, al parecer no. Debido a la prohibición oficial de la superstición, antes de que “El Fantasma que Apaga la Luz” pudiera ser impreso, Zhang hubiera tenido que borrar cualquier referencia a un ser sobrenatural en su relato.
por Aventurina King
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